Francisco en su homilía en la misa con canonizaciones de los nuevos santos, Juan Bautista Scalabrini y Artémides Zatti, habló de la necesidad de caminar juntos, ser honestos con nosotros mismos, todos tenemos el corazón enfermo, todos necesitados de la misericordia del Padre.Agradecer a Dios por los dones que nos da todos los días, no olvidarnos de cultivar una relación viva con Él. No dar todo por sentado, incluso la fe, hasta el punto de convertirnos en cristianos que no saben asombrarse
Los migrantes. Excluídos y enviados a lagers
Caminar juntos, es incluir al otro. Escucharlo, acercarme al otro. Sentirnos todos pecadores, todos necesitados de la Misericordia de Cristo. Derribar las desigualdades y marginaciones:“Me da miedo cuando veo comunidades cristianas que dividen el mundo en buenos y malos, en santos y pecadores; de esa manera, terminamos sintiéndonos mejores que los demás y dejamos fuera a muchos que Dios quiere abrazar. Por favor, incluyan siempre: incluyan siempre, en la Iglesia como en la sociedad, todavía marcada por tantas desigualdades y marginaciones. Incluya a todos”.Y hoy, en el día en que Scalabrini se convierte en santo, afirmó el Papa, me gustaría pensar en los emigrantes. La exclusión de los inmigrantes es escandalosa. Al contrario: la exclusión de los migrantes es criminal, los hace morir ante nosotros. El Mediterráneo es el mayor cementerio del mundo, dijo con tristeza, y añdió:”La exclusión de los inmigrantes es repugnante, es pecaminosa, es criminal. No abrir las puertas a los necesitados… ‘No, no los excluimos: los enviamos lejos’, a los lagers, donde son explotados y vendidos como esclavos. Hermanos y hermanas, hoy pensamos en nuestros emigrantes, en los que mueren. Y los que pueden entrar, ¿los recibimos como hermanos o los explotamos? Dejo la pregunta ….”Agradecer a Dios por los dones que nos da todos los días, no olvidarnos de cultivar una relación viva con Él. No padecer esa “fea enfermedad espiritual, dar todo por sentado, incluso la fe, incluso nuestra relación con Dios, hasta el punto de convertirnos en cristianos que ya no saben asombrarse, que ya no saben decir “gracias”, que no muestran gratitud, que no saben ver las maravillas del Señor”.La gratitud, el saber decir “gracias”, nos lleva en cambio a atestiguar la presencia de Dios-amor. Y también a reconocer la importancia de los demás, superando la insatisfacción y la indiferencia que deforman nuestro corazón. Saber dar las gracias es esencial, todos los días a Dios, y a quien nos rodea