Francesca Sabatinelli – Ciudad del Vaticano
Símbolo de la resistencia contra el apartheid, promotor de la reconciliación, conciencia de Sudáfrica: el arzobispo anglicano Desmond Tutu, falleció hoy a los 90 años. Por su labor había recibido el Premio Nobel de la Paz en 1984, es decir, por su incansable lucha no violenta contra el régimen racista, por haber apoyado el proceso de reconciliación nacional en su país y por su denodada defensa de los derechos humanos.
La Comisión por la Verdad y la Reconciliación
Desmond Tutu, nacido el 7 de octubre de 1931 en la pequeña ciudad minera de Klerksdorp, al suroeste de Johannesburgo, organizó marchas pacíficas durante los períodos más oscuros del régimen segregacionista, pidiendo sanciones internacionales contra el régimen blanco de Pretoria.
Con Nelson Mandela como presidente de Sudáfrica, creó la Comisión por la Verdad y la Reconciliación en un intento de promover la reconciliación entre las dos almas de su país, pasando definitivamente la página del odio racial, poniendo de manifiesto las atrocidades cometidas durante la represión blanca y, al mismo tiempo, intentando fomentar una forma de perdón y reparación moral a las familias de las víctimas.
El Papa y la “Fratelli tutti”
El Santo Padre Francisco lo había mencionado en la encíclica Fratelli tutti entre “los hermanos no católicos” que lo habían motivado “en su reflexión sobre la fraternidad universal”.
Su muerte fue anunciada por el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa, quien expresó “en nombre de todos los sudafricanos, una profunda tristeza por la muerte, acaecida este domingo, de una figura clave en la historia del país”.